29 mar 2010

El traje nuevo del emperador

Hubo un emperador aficionado a los trajes a cuyos oídos llegó la noticia de dos sastres prodigiosos, capaces de confeccionar hermosas prendas con la milagrosa virtud de ser invisibles para los estúpidos o los que no fueran aptos para su cargo.

En realidad, los supuestos sastres no hacían ninguna prenda y se limitaban a fingir que trabajaban en ellas, guardando para sí los costosos materiales que les entregaban para ese fin.

Cuando el emperador adquirió uno de sus trajes, quiso evitar que lo tuvieran por inepto y, simulando que podía verlo, salió desnudo a desfilar por las calles de su reino. Todos sus consejeros y los demás habitantes elogiaron ampliamente el vestido, pues aunque sólo veían el cuerpo del emperador, querían evitar la vergüenza de que los consideraran estúpidos.

Finalmente, fue un niño el que exclamó: “¡Pero si el emperador no lleva nada!” Esta conocida historia de Andersen puede servir como punto de partida para todo directivo que se enfrente a la difícil tarea de conducir una empresa en esta época ya globalizada y de de alta tecnología.

Muchos directivos en México, al igual que aquel monarca, no sólo enfrentan una gran dificultad para observarse a sí mismos y reconocer sus circunstancias, y siguen manejando su empresa mirando el espejo retrovisor, recordando aquellos viejos tiempos “siempre lo hemos hecho así” es la frase de muchos. Cuando buscan algún tipo de feedback en sus colaboradores, sólo encuentran elogios y vanas alabanzas, y así se quedan los directivos, felices recibiendo elogios y no aceptando la realidad.

En la actualidad, las empresas dedican mucho tiempo a repensar y preservar el pasado y muy poco a predecir el futuro.

Nos encontramos ya en un mundo globalizado y México y las empresas no podemos quedarnos fuera. La Web, la Laptop, los Starbucks como oficinas externas, el BlackBerry, las Redes Sociales (de las cuales muchos piensan que son una moda), Google. El comercio electrónico, el email marketing nos están llevado a definir nuevas estrategias en nuestro negocio.

Pregunto: ¿Ya tienes tu página Web? ¿Ofreces algo a cambio por registrarse? ¿Haces email marketing? ¿Generas base de datos? ¿Le das seguimiento a tus clientes? ¿Estas en redes sociales, promoviendo tu empresa? ¿Estas en los buscadores en Internet? ¿Aparece tu empresa en los primeros lugares de Google?...

Para recordar:

Si la cabeza de la empresa no hace cosas diferentes, el resto lo seguirá... tampoco hará nada.

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“Cómo Hacer Que Tus Clientes Regresen Una y Otra Vez”
...y NO se vayan con la Competencia.
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20 mar 2010

Líderes enfocados en el Cliente

Una empresa con un gran liderazgo tiende a ofrecer un buen servicio al cliente. Aunque esto suene obvio, no son tantas las organizaciones que pueden presumir de una clientela fiel y entusiasmada por el servicio que se le ha prestado. Sin embargo, en aquellas que sí la poseen, todo empieza y termina en el cliente. Convertir al consumidor en un cliente entusiasta requiere planificación y un buen liderazgo.

Siempre es útil recibir información de lo que los propios clientes esperan obtener, es más provechoso decidir desde el principio cómo queremos que sea esa experiencia, pues sus deseos se limitan a menudo a lo que les gusta y a lo que les disgusta.

Un buen ejemplo que ilustra lo anterior fue la idea empresarial de Domo Gas, una cadena de gasolineras que ofrecía un servicio completo en la parte occidental de Canadá a mediados de los años 70. En esa época, las gasolineras de autoservicio vivían su momento álgido. Los fundadores de Domo Gas intuyeron que si los clientes pudieran elegir, preferirían un servicio completo lo más atento posible a la vez que cargaban combustible.

Lo primero que la empresa hizo fue identificar a todos sus empleados con un uniforme rojo y encargarles que atendieran a todo coche que llegara revisándolo, limpiándolo y cargando el combustible en el menor tiempo posible. Algunas gasolineras incluso llegaron a ofrecer a los clientes café y periódico para que a los empleados les diera tiempo a limpiar el interior del automóvil. Al terminar el servicio, entregaban a cada conductor un folleto que decía “Postdata: también vendemos gasolina”.

Convertir a los consumidores en clientes leales empieza, pues, por imaginar el tipo de experiencia que se quiere ofrecer.

Una vez tengamos imaginada la experiencia para el cliente, conviene conocer sus sugerencias al respecto para intentar mejorarla. Esta información se obtiene preguntando al cliente de forma directa para estimular sus respuestas. Si en un restaurante el capitán de meseros se dirige a un comensal con “¿Qué tal todo esta noche?”, la respuesta que obtendrá en la mayoría de las ocasiones, y de la que no sacará ninguna conclusión, es “Bien”. Una pregunta más útil es “¿Hay algo que hubiéramos podido hacer de manera diferente para mejorar su experiencia con nosotros?”. Si la respuesta es “No”, no estaría demás insistir con un “¿Está seguro?”.

Las organizaciones capaces de hacer de un consumidor un cliente leal a la empresa son expertas en descubrir qué es lo que aquel piensa.

Para recordar:

Los líderes y jefes de departamento de la empresa ¿Están enfocados en el Cliente? (¿Quieres ser representante de Service Quality en tu ciudad?... Leer más Click).

“Cómo Hacer Que Tus Clientes Regresen Una y Otra Vez”
...y NO se vayan con la Competencia.
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15 mar 2010

El valor de tu marca

Lograr el posicionamiento de una marca no es cosa de un día. En una situación económica como la actual los gigantes de Internet continúan liderando el mundo de las marcas globales más valiosas. Google encabeza la lista cuya marca se valora en 100.000 millones de dólares; seguido por Microsoft, en segundo lugar, con 72.600 millones de dólares. Las letras IBM valen 59,000 millones de dólares. Por Nokia se tendrían que desembolsar 36 mil millones. La palabra Coca-Cola vale 66,667 millones.

Hace años se comenta que un potentado empresario negoció con Philip Morris la compra de la marca “Marlboro”: Cuatrocientos millones de dólares – contestaron los dueños. ¿Y que le parece si sólo me vende el derecho de uso de la imagen de un vaquero, sobre un caballo, para ofrecer nuestra marca de tabaco? En ese caso, el precio sería de ochocientos millones de dólares.

Los expertos nos dicen que la palabra Marlboro se olvida antes que el concepto transmitido. Imágenes que se hallan en nuestro cerebro como las marcas de fuego que el vaquero ponía en las reses que encontraba, son de más valor que la misma marca.

Todo lo conocido se archiva en algún sito de nuestro cerebro y creamos carpetas y subcarpetas en la memoria y a estímulos abrimos la carpeta y lo recordamos. ¿Tus clientes recuerdan tu marca? ¿Que estímulos han recibido para ello? ¿Ofreces un buen Servicio al Cliente? ¿El cliente lo percibe? Recuerda que las compañías no son dueñas de sus marcas. Son los consumidores los que piensan que son los verdaderos dueños de las marcas.

Haz esta prueba que lo demuestra y además te servirá para pasar un buen rato con tus familiares y amistades.
  1. Elige un número entre el 2 y el 9.
  2. Multiplícalo por 9.
  3. Ahora suma los dos dígitos de la cifra resultante.
  4. A la cifra que has obtenido réstale 5.
  5. Si el resultado es 1, elige la letra A.
  6. Si el resultado es 2, elige la letra B.
  7. Si es 3, elige la letra C.
  8. Si es 4, elige la letra D.
  9. Ahora piensa en un país cuya letra inicial empiece con la letra elegida.
  10. Ahora nombra un animal que empiece por la segunda letra del país nombrado.
  11. ¿De que color es ese animal?
  12. ¿Cuántas patas tiene?
Para recordar:
Existe un 90% de posibilidades de que las respuestas hayan sido “Dinamarca, Iguana, Verde, Cuatro”... ¿Le atiné?

7 mar 2010

Tu tarjeta de presentación

¿Qué haces cuando recibes una tarjeta de presentación? Independientemente de si la guardas o la tiras, seguro que hay un momento en que te cuestionas si merecen o no un espacio en tu tarjetero. Este instante es decisivo para que un negocio se concrete o nunca se realice.

Cuando revisas tu archivero, es común encontrar algunas tarjetas que no recuerdas quién te las entregó, ni cuándo, ni por qué. Además, se presentan las siguientes interrogantes: ¿Qué hago con ellas? ¿Las elimino o las conservo unos meses más? Las respuestas a estas preguntas pueden ser la clave para determinar si te interesa buscar a esa persona para cerrar un trato.

Ahora bien, ¿tus tarjetas de presentación son capaces de superar las dos pruebas? Recuerda que éstas son una de las herramientas fundamentales para posicionar tu compañía entre clientes potenciales. También generan una radiografía sobre la forma en que se desempeña tu empresa y transmiten los valores centrales de tu marca. Si están bien diseñadas, son una garantía de que tu trabajo es serio y estable. Por el contrario, tarjetas mal diseñadas o impresas de manera mediocre comunican precisamente eso.

Entonces, ¿cómo convertirlas en tus vendedoras estrellas? Primero, considera que no sólo son una identificación profesional, sino una manera efectiva para establecer nuevos contactos. Por tanto, son tan relevantes como una campaña de publicidad masiva. De ahí la importancia de la contundencia del mensaje que quieres transmitir a través de ellas, así como su alcance e impacto.

Hay cuatro elementos que no pueden faltar en tus tarjetas de presentación:

1. Nombre comercial y logo. Tu logotipo a todo color debe resaltar a primera vista, por lo que conviene colocarlo en la parte superior o del lado izquierdo. Imprímelo de gran tamaño, a fin de que capte la atención de manera inmediata.

2. Nombre personal. Es recomendable que dejes un espacio en blanco, justo debajo del nombre para que las personas hagan anotaciones de cómo y dónde te conocieron. Este tipo de referencias permitirá que la tarjeta sea recordada fácilmente. Esta táctica es muy conveniente en caso de que repartas tarjetas en ferias y eventos empresariales, en los cuales generalmente se logran muchos contactos en un solo día.

3. Datos de contacto. Incluye tu teléfono, correo electrónico, página de Internet y domicilio físico. También incluye tu número de celular. Si tu teléfono tiene alguna extensión, no olvides mencionarlo. Mientras más directa sea esta información, más rápido será el contacto.

4. Servicios ofrecidos. ¿De qué se trata? No olvides mencionar a qué te dedicas y cuáles son los servicios que ofreces. Muchas tarjetas son tiradas a la basura porque no comunican el beneficio de guardarlas. Por ejemplo: recuperación de datos en discos duros, fumigación preventiva o diseño de páginas Web. Menciónalo. Esto es tan importante como los datos de contacto. No es necesario incluir todo el menú de servicios, pero sí tu propuesta única de ventas.

Una manera de poner a prueba la efectividad de tus tarjetas es responder estas cuatro preguntas:

* ¿Qué tanto llaman la atención?
* ¿Generan interés en lo que ofreces?
* ¿Dan suficiente motivación para que la gente las guarde y las tenga a la mano?
* ¿Facilitan las ventas?

Para recordar:

¿Traes tarjetas de presentación o se te olvidaron?
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(Artículo escrito por: Emilio Betech R. consultor de Marketing y Desarrollo de Negocios.Fuente: Soy Entrepreneur)