20 ago 2009

La quiebra de empresas

La crisis en México y en el mundo está llevando a muchas empresas a la quiebra. Pero las quiebras en las empresas no son repentinas, sino que evolucionan con el tiempo. Suelen iniciarse con aparentes cosas insignificantes que, tras meses o años, terminan por convertirse en agudas complicaciones que, a veces, acarrean un desenlace fatal. (Hace 25 años me pasó, no le di importancia a los pequeños detalles y me fui a la quiebra con más de 100 empleados).

Cuanto antes se detecta un riesgo, más posibilidades existen de evitar una catástrofe que a veces ya no se puede remediar. El empresario que se mantiene alerta es porque ha sabido adoptar una actitud de permanente curiosidad intelectual, y es muy importante desarrollar estas habilidades:

Estar consciente de que la información que nos llega está filtrada. Las personas que nos rodean filtran información por razones diversas. Algunos individuos optan por resumir esa información dirigida a sus superiores por razones de eficacia: el tiempo es limitado y tratan de emplearlo de manera racional. Otros prefieren no desviar la atención de sus jefes con problemas que aparentemente se pueden solucionar sin su implicación, pues temen aparecer como débiles o incompetentes.

Fomentar el intercambio de información entre las distintas áreas de la organización. Hoy se sabe que antes de los trágicos atentados del 11 de septiembre 2001, los órganos de la inteligencia estadounidense (CIA, FBI, NSA) no se intercambiaron entre sí de forma correcta la información de la que cada uno disponía sobre el terrorismo islamista, y que de haberlo hecho, tal vez se hubiera podido impedir que los ataques se cometiesen.

Saber cómo animar a la gente a correr riesgos y a aprender de sus errores, sin olvidar que, para preservar el sentido de responsabilidad en la organización, hay que mantener la distinción entre errores excusables e inexcusables.

Ser experto en revisar el rendimiento de sus equipos y reflexionar sobre el mismo. Muchas organizaciones llevan a cabo revisiones de proyectos ya finalizados. El ejército estadounidense, por ejemplo, fue una de las primeras grandes organizaciones en desarrollar un enfoque sistemático para hacerlo, ya en los años 70. El proceso, conocido como AAR (After-Action Review, o postevaluación) se sustenta en cuatro preguntas básicas: ¿Qué nos propusimos hacer? ¿Qué ocurrió en realidad? ¿Por qué sucedió así? ¿Qué haremos la próxima vez?

Ocuparse en la capacitación de su personal que atiende al cliente. Sabe que sus clientes son es el activo más valioso de su empresa y que el personal que tiene contacto con ellos debe de brindar un servicio que supere las expectativas de sus clientes... todos los días.

Para recordar:

En el nuevo juego de los negocios, los ganadores no son los mejores sino los que dominan el juego.
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Oscar Marcos Gómez
Consultor en Ventas y Servicio al Cliente
Service Quality Institute
www.crea.com.mx
mgomez@crea.com.mx
Skype: macosmx
Tel. (55) 5655-8471

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